domingo, 19 de julio de 2015

Soledad... curioso tesoro

Hace mucho tiempo atrás soñaba con ser independiente, segura de mí misma, autosuficiente...

Vivía en ésta misma casa cuando divagaba acerca de cómo lo lograría... tantos años después, luego de varias mudanzas y distintas maneras de lograr lo anterior, me deshago en lágrimas rogando no ser tan solitaria.

Llegué a ese momento de la vida, en el que necesito un abrazo por las mañanas y en el que muero por dar un beso cada noche.

Es sorprendente cómo con los años nuestras escalas de valores cambian y se recrean a sí mismas. Un tiempo atrás era feliz cocinándole a mi familia, en plena crisis matrimonial, odiaba cocinar, ahora separada busco la manera de mimar a mi hija con comiditas, cuando ella no está una sopa es un manjar, esas ganas de cocinarle a alguien... uff ¿volverán?

Soy joven, soy linda, soy inteligente, no debería ser difícil volver a estar en pareja,.. eso me lo dicen mucho, sin embargo... ¿Acaso saben lo pulverizado que quedó mi corazón? ¿Hay alguien capaz de entender el dolor que se siente creerse incapaz de amar nuevamente? Necesito reinventarme, volver a nacer aunque sea simbólicamente, pues se me rompió tanto el corazón que me volví incrédula... siendo que la fe es lo último que se pierde...

Existen noches en las que vuelvo a creer, mi subconsciente es muy generoso, me regala sueños muy vívidos en los que vuelvo a entregarme en un abrazo eterno, caluroso y confiado. Un abrazo en el que un hombre me abraza por detrás y yo confío mi peso sobre su pecho, otras veces en el que acurruco mi cabeza en su viril pecho, otro en el que acaricia mi espalda dándome valor para continuar la vida, venga lo que venga. Nunca sentí en mi vida abrazos semejantes, como mucho de pequeña con mi papá sentí algo parecido, estos sueños a veces quiero pensar que son premoniciones de lo que me espera en mi futuro... es tan deseable confiar así en alguien más.

Hoy sólo pido esto: que exista y que me encuentre. Aquí espero.


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