jueves, 7 de noviembre de 2013

Te lo tengo que decir

Hola lector, si has leído todo hasta aquí, hoy tengo una confesión que hacerte, pues no he sido del todo sincera contigo. Vieras que ni siquiera lo fuí conmigo misma, no lo digo como justificación, sino para que me puedas comprender.

Hoy es uno de esos días en los que ya no soporto el peso de ser humana, me pesa mucho más que los kilos de carne y grasa que me cuelgan, me pesa en el alma tanta humanidad con la que cargo, entonces es momento de soltar, de volverme más sutil, de pintar, escribir un poema o canción y soltarlos al viento. Se está nublando afuera, las condiciones se están generando para tener un momento de creatividad y catarsis. Eso lo haré después, primero te tengo que sacar una venda que yo misma te puse.

Vine a confesarme, a contarte que en todo lo que escribí antes de hoy, yo no estaba siendo franca. Quise dejar un registro de los sucesos de mi corazón mientras me convertía en mamá y resulta que casi 5 años después me doy cuenta que yo no escuchaba a mi corazón, habló mi mente, mi personalidad y hasta mi temperamento, pero mi corazón no era escuchado, por ende sus sucesos quedaron escondidos en lo profundo de mi ser. Él siempre habló, pero yo no siempre lo escuché.

No quiero exponer mi vida personal aquí, sólo que sepas que he sufrido mucho y durante el embarazo y en los años siguientes al nacimiento de mi hija y sin embargo las cosas por las que he pasado que me han llevado a replantearme el "para qué" de mi existencia, abandoné el: ¿Por qué? o el terrorífico: ¿Por qué a mí?. La respuesa al por qué es simple: te pasa porque hay algo que aprender aquí con ésta dificultad, la respuesta del porqué a mí, es también muy simple ¿y por qué no? ¿Acaso eres especial e intocable?
Cuando empecé a preguntarme ¿Para qué me pasa ésto o aquello? En ese momento empecé a encotrar respuesas y a avanzar en mi crecimiento personal, porque cada para qué me llevó a un avance en mi conciencia, de dio siempre ganancias y nunca pérdidas, aunque no siempre las respuestas fueron bonitas y complacientes, siempre fueron provechosas.

 Tanto reflexionar y comenzar a escuchar a mi corazón me llevó a tomar ciertas decisiones, son firmezas de las que no quiero correrme, en la medida que me sea permitido, permaneceré firme en las siguientes deciciones:

He decidido escuchar a mi corazón, aunque no me guste lo que tiene para decirme.

He decidido ser franca conmigo misma y con los demás, aunque no les guste lo que tenga para expresar.

He decidido ver lo bueno y perdonar lo malo, aunque me duela en el centro del alma.

He decidido recorrer la vida placenteramente, si no me place, no cuenten conmigo.

He decidido permitirme ser sensible, aunque parezca vulnerable, en mi aparente debilidad está mi verdadera fortaleza.

He decidido no parecer bonita, sólo ser bella por dentro.

He decidido aprender todos los días algo nuevo, aunque sea una nueva forma de condimentar mi mate matutino.

He decidido abrir mi corazón a diario, si no amo cada dia un poco más ¿para qué seguir viviendo?

He decidido no dar lugar en mi entorno a la gente que no es capaz de vibrar en mi misma frecuencia, pues me di cuenta que nada ni nadie me obliga a ser complaciente con todos.

He decidido sostener en el tiempo todo lo anterior, no me evitará los problemas, simplemente se que me permitirá evolucionar. 

El multiverso tiene una forma muy particular y divertida de hacernos cada día mejores, nos pone una y otra vez las mismas pruebas, sólo que cada vez que las superamos se vuelven más difíciles. Veo la vida como una espiral en la que cuando escogemos un camino de conciencia, elegimos ascender por esa espiral (y hay otros eligen no moverse, desde la inconsciencia, debemos tolerarlos y respetarlos, ya les tocará su momento de caminar). 

Recorriendo la espiral los anhelos de mi corazón se vuelven plegaria, una oración constante en la que en una total comunión con lo que para mí es la divinidad, solicito, pido, imploro, hasta ruego, que cada vez que me encuentre ante una dificultad pueda aprender lo que allí hay de enseñanza. Es inevitable pasar una y otra vez por el mismo punto en una espiral, sin embargo podemos pasar por ese mismo lugar estando una octava más arriba, estando un poquito más despiertos, más concientes, más atentos... 

Así que hoy, te cuento que subí un peldaño, me volví más verdadera, tomé el camino de la verdad y desde aquí quiero seguir ésta aventura. Y tomé un poco más de valor y vine y te conté que me estuve y te estuve mintiendo, sin saber, por ser sorda a la voz de mi corazón. Hace poco que estoy en éste sendero, me llevó tantos años de trabajo conmigo misma encontrarme con la voz de mi corazón y aprender a escucharla... Luego empezar a darle lugar en mis acciones fue también toda una travesía, ya ha pasado un tiempo poniéndolo en práctica y sigue siendo difícil por momentos escuchar, pero persevero porque se que si lo sigo intentando llegará el día en que lo logre.

Te dejo un abrazo cálido y luminoso, deseándote que tu corazón te hable fuerte y claro y que tú tengas la voluntad de escucharlo y seguir sus iniciativas, si tú tambipen lo haces estaremos preparándonos para vivir en un mundo de amor ilimitado.

¡Que tengas un día feliz y que tu vida se llene de arco iris!

Éste Arco Iris se hizo visible desde el patio de mi casa, fue el primero que vio mi hijita en vivo, con 2 años y medio, hablando bastante bien, se pasó los días siguientes contándole a todas las personas que se cruzaba que había visto un Arco Iris que "pintó mi mamá" (sólo porque se lo mostré). Para nuestros hijos, cuando son pequeños, somos lo más grande del universo, por eso y sólo por eso, es una gran responsabilidad ser madre+padre, porque para alguien seremos un ejemplo a seguir. Nuestros hijos no nos escuchan , nos observan decía la Madre Teresa de Calcuta. A estar atentos, aunque todavía no hayamos dado un fruto humano, siempre hay alguien que nos observa y aprende.