EL COMIENZO
"¿De dónde he venido?
¿De dónde me tomaste?"
Esto preguntó el bebé a la madre.
Ella respondió, un poco llorando, un poco riendo,
y apretando a su hijo contra el pecho:
"Estabas escondido en mi corazón como un deseo, mi cielo.
Estabas en mis juegos infantiles de muñecas;
y luego con arcilla modelé la imagen de mi dios cada mañana,
te hice y te deshice en ese momento.
Estabas en el vientre de nuestra divinidad hogareña,
y al adorarla te adoraba a ti.
En mis esperanzas y amores,
en mi vida, y en la vida de mi madre has vivido tu.
En el cuenco espiritual de nuestro hogar fuiste cuidado por siglos.
Y cuando en mi juventud mi corazón abrió sus pétalos,
lo rondabas como una fragancia.
Tu ternura floreció en mi juvenil esencia,
como un resplandor en el cielo, como un amanecer.
El primogénito querido del cielo, mellizo de la luz de la mañana.
Has flotado por la corriente de la vida del mundo
y finalmente te quedaste en mi corazón.
Contemplo tu rostro y el misterio me invade;
tu que a todos perteneces ahora eres mio.
Y por miedo a perderte te abrazo contra mi pecho.
¿Qué magia ha atrapado el tesoro del mundo en estas manos mías?"
Rabindranath Tagore
Es cierto que las hormonas todo lo pueden, me hacen moquear con cuanta cosa sentimental llega a mi alrededor. Hoy quise compartir ésta poesía, ya que me siento identificada con varios versos de la misma y me imagino el momento en que le cuente a mi hijita que es fruto del amor entre su padre y yo... Ay! Que me pongo a lloriquear de nuevo... En fin, sólo es para compartir un poco más de lo que sucede en mi corazón desde que se abrió la sucursal "Marina Nueva" (así la denominó el papá).
Me parece increíble que en unos pocos meses me convertiré en mamá, ya falta tan poco y a la vez tanto tiempo. Los días se hacen chicle esperando el momento de verle los ojitos y por otra parte quiero que nazca bien en fecha por si no se terminó de formar... Es todo tan contradictorio, a veces quiero tenerla en brazos ya, en otro momento pienso que cuanto más en fecha llegue será mejor. En definitiva sólo Dios sabe cuál es el momento indicado, al igual que determina el momento en que una debe traer una nueva vida a éste planeta. Realmente si no fuera por Dios semejante milagro no seríamos capaces de realizarlo. Yo que no me sentia para nada preparada para ser una madre (para colmo sintiendo que todavía me faltaban décadas completas para estar "lista"), de repente me encuentro ansiando el momento de darle el pecho y hasta de cambiarle los pañales (si, sonará asqueroso, pero se trata de "la caquita de la nena", objeto sagrado para toda madre).
Bueno antes que la escatología cope el blog, me despido hasta una nueva entrada.
sábado, 15 de noviembre de 2008
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1 comentario:
Querida amiga, en unos años cuando planee mi embarazo seré un mar de lagrimas andando por la vida, asi que creo comprenderte. Imagina, ahora lloro cada vez que ovulo, con un baby 9 meses en la panza, te lleno una pileta olimpica
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